La tecnología, un gran aliado para las personas con problemas de movilidad

He de reconocer que yo era de esos que daba la espalda a la tecnología, sobre todo viendo lo que es capaz de hacer. En estos momentos sigo teniendo miedo a la famosa inteligencia artificial. La verdad es que pienso que la tecnología está muy bien, pero siempre se pone a disposición del mal. Ahora bien, ahora mismo, no cambiaría por nada lo que tengo en mi casa.

Y es que dicen que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Y en mi caso así ha sido. No me di cuenta de lo valioso que es poder valerte por ti solo hasta que te das cuenta de que no tienes movilidad. Es decir, pasar de ser una persona activa a depender de ayuda para cosas tan básicas como incorporarme en la cama fue todo un mazazo. Pero fue precisamente en ese momento cuando descubrí que, bien utilizada, la tecnología puede ser más que una herramienta: puede ser un verdadero salvavidas. En mi caso lo ha sido.

Os cuento un poco de mi vida para ponernos en situación. Mi caso comenzó tras una fuerte infección por COVID-19. Sí, el maldito virus que todavía a día de hoy hay gente que lo niega. A esa gente me gustaría yo encontrármela cara a casa. Pero bueno, no me quiero calentar.

Aunque logré superar la parte más crítica, quedé con una gran debilidad muscular y una fatiga crónica que me impedían moverme con normalidad. Soy de esas personas que tienen covid persistente y que le han dejado muy tocado. Ahora mismo, cosas simples, como levantarme o dar unos pasos, son casi una odisea para mí. Fue entonces cuando mi familia, sobre todo mis hijos, y yo empezamos a buscar soluciones, y encontramos una empresa que alquilaba camas articuladas eléctricas. La verdad es que no lo dudamos.

Recuerdo perfectamente el día que los empleados de Cuidaria la trajeron. La cama, con su mando a distancia, me permitía incorporarme sin ayuda, elevar las piernas para mejorar la circulación y ajustar la postura en función de cómo me sintiera.

La verdad es que lo que parecía un simple mueble se convirtió en una herramienta fundamental para mi día a día. Tengo que reconocer que es duro verte, después de haber sido un tío que había corrido hasta maratones, en esta situación.

Ahora bien, esta cama articulada no solo me devolvió parte de mi autonomía, sino que también alivió a mi familia, que ya no tenía que hacer esfuerzos físicos peligrosos para ayudarme a moverme o incorporarme. Fue un antes y un después. Porque es duro ver cómo tu mujer no tiene fuerza para cogerte o que tus hijos tienen que dejar de hacer sus cosas familiares para atenderte. Yo lo único que quería es no ser un lastre para mi familia.

Más historias

Pero mi experiencia, desgraciadamente, no es la única. Por mi situación personal he conocido otras historias que reflejan cómo la tecnología puede mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan dificultades físicas.

Por ejemplo, un amigo mío con esclerosis múltiple, la verdad es que es una enfermedad muy jodida, utiliza una silla de ruedas eléctrica con GPS y conexión al móvil. Gracias a esta, puede desplazarse con más seguridad y confianza, y su familia puede saber siempre dónde está en caso de emergencia. También conozco el caso de una señora mayor que usa un andador inteligente con sensores de caídas que avisa a sus hijos si algo ocurre. Así que no me queda otra que decir que bendita tecnología.

Luego me he enterado que también la domótica es otro gran ejemplo de aliado. Por ejemplo, muchas personas con movilidad reducida pueden controlar las luces, las persianas, los electrodomésticos e incluso cerraduras desde sus teléfonos o por comandos de voz. Esto es una gozada porque les permite mantenerse independientes dentro de sus hogares sin tener que pedir ayuda constantemente. Es tan fácil como decir en alto “sube las persianas” o dar a un botón.

Es cierto, y puede dar fe de ello con mis dolores, que la tecnología no lo soluciona todo, pero sí puede hacer mucho más llevadera, y sobre todo, fácil, la vida con movilidad reducida. Como has podido ver, a mí a otra gente, Nos ayuda a recuperar independencia, a reducir el esfuerzo de nuestros cuidadores y, sobre todo, a sentirnos menos limitados. Para mí, ha sido un gran aliado, y estoy convencido de que seguirá siéndolo a partir de ahora. Así que tecnología sí, pero usada con cabeza, como todo en la vida.

 

Comparte:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp